sábado, 11 de marzo de 2017

I miss you

Llega la primavera y lo primero que se me viene a la cabeza es nuestro banco, aquella tabla de madera descolorida en la que siempre evitábamos sentarnos, las hojas del cerezo que empezaban a robarnos poco a poco las horas de sol. Aquellas flores que comenzaban a surgir y a regalarnos su aroma, que se entremezclaba con el tuyo. Y me daba vida. O me la quitaba, todavía no lo sé. Sólo se que en ese instante ese aroma me robaba la cordura, hacía que la ciudad oliese más a vida y menos a hierro. Me encantaban esas tardes de conversaciones incoherentes, sin guión fijo, que me hacían plantearme hasta cómo me llamaba.Me volvías loca con tu cordura.
Aún puedo sentir el viento sobre la piel, enfundada en una camiseta de manga corta porque me resistía a ponerme el jersey todavía. Sólo quería que el sol se quedase un poco más, que nos acompañase una última ronda. Sólo pedía que me dejase quedarme un instante más en ese banco, con mi camiseta y mis pantalones vaqueros, desafiando a un destino que no cambia por nada ni por nadie.
Sólo quiero que sepas que me pasaría toda la vida madrugando para esperarte en Atocha, que me pasaría todas y cada una de las tardes en ese parque, viendo el atardecer y disimulando el frío que tengo, porque soy tan cabezona que no he cogido jersey. Y te dejaría decirme mil y una veces "te lo dije" mientras me pasas la tuya. Que todo ha pasado muy deprisa desde que me besabas los párpados en el Retiro, pero muy lento desde que me soltabas la mano en Lavapiés.
Vuelve pronto, que creo que te llevaste algo mío en tu maleta.

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